jueves, 25 de octubre de 2007

Albricias


Con gran alegría y regocijo recibimos de forma nítida la voz de Bea, yo no entiendo bien eso, la oía perfectamente pero no la veo por ningún lado. ¡Están locos estos humanos!. Lo cierto es que Pap se lo perdió, decidió salir a hacer sus ejercicios vespertinos y, claro, le pilló la tormenta.

He pasado la mañana de lo más tranquilo, sólo en casa como Kulkin, he visto amanecer desde la ventana del salón, un opíparo desayuno y un relajante baño de arena para luego sumirme en profunda meditación viendo pasar las nubes, ¿A qué huelen las nubes?. Este pensamiento me duró poco, en realidad me importa un ratón saber a qué huelen las nubes, aunque sí me parecen bonitas y de formas caprichosas, divertidas a veces.

Bueno, dejo las nubes porque ya ha llegado gente a casa, les saludo efusivamente y les dejo tranquilos mientras comen. Dejo a Pap que eche su siesta (no la perdona ni un día), le cojo de las orejas y empiezo a dictarle pero......¡¡maldición!! me ha cogido Mam para pasarme el cepillo de púas por todo el cuerpo...Brrrr qué rabia.....es que me hace daño y además los pelos son míos ¿caramba!. Así que se me han quitado las ganas de dictar más, así que a esperar aver si aparece Bea esta tarde. Abur

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